viernes, 21 de noviembre de 2008

Lecciones aprendidas que nos deja el Golf

Por jugar una bola no aprobado por la USGA J.P Hayes fue descalificado del Q-School
J.P. Hayes afirma que cualquier golfista, en su lugar, hubiera hecho lo mismo. Durante la segunda fase del temible q-School del PGA Tour la semana anterior en Texas, Hayes se dio cuenta que en dos golpes en un hoyo usó, sin querer, un prototipo de una bola que no ha sido aprobada por la United States Golf Association (Usga). Nadie se dio cuenta del hecho, nadie pudo haberlo sabido, pero Hayes, respetando el honor y la integridad del juego que le dio sentido a su vida, llamó a los jueces y anunció su falta y descalificación. “De verdad fue algo que me desilusionó mucho”, dijo Hayes en una entrevista. “Todavía quiero pensar que es una pesadilla y que dentro de poco me voy a despertar y todo va a seguir igual”, relató.

Si esta situación hubiera ocurrido en un torneo regular del calendario o en otra instancia, las cosas, a lo mejor, no hubieran sido tan difíciles. Sin embargo, se trataba del Q-School, el torneo en el que se define la vida de un golfista por los próximos 12 meses, como mínimo. Todo sucedió muy rápido. Hayes llegó al ‘tee’ del hoyo 12 y le pidió a su ‘caddie’ una bola. Él le pasó la bola no reglamentada y con ella Hayes dio sus siguientes dos golpes en el Deerwood Country Club (Kingwood, Texas). Luego de su tiro de salida y de ‘chipiarla’ en el segundo, Hayes se acercó a marcar su bola y allí se dio cuenta del error. Por las reglas, esto significaba una penalidad de 2 golpes, por no haber jugado el mismo modelo de pelota que anunció al iniciar su ronda. “Me di cuenta del error y llamé al juez. Él me dijo que debía aplicarme la penalidad de 2 golpes y volver a jugar el hoyo con la bola original”, relató.

Ese día, Hayes concluyó con 71 golpes, que sumados a los 74 del primer día lo tenían en una buena posición para obtener su paso a la gran final del Q-School. Sin embargo, cuando revisó su equipo en el hotel en la noche, se dio cuenta que su bola no estaba en la lista aprobada por la Usga. “Era un prototipo de Titleist y de alguna forma esa pelota terminó en mi talega”, comentó con una honda tristeza. “Estuve probando esas bolas hace como unas cuatro semanas, cuando la empresa me las entregó. Yo las probé y nada más. No sé cómo llegó una bola de esas allí”, agregó.

Hayes se enfrentó a una difícil decisión moral y ética. Él hubiera podido no decir nada, seguir jugando y reemplazar la bola un hoyo después o inclusive al otro día. O podía anunciar su falta y perder la posibilidad de acceder a la gran final del Q-School. Al final, optó por lo segundo. “Llamé por teléfono al juez esa misma noche y le conté lo que había pasado. Le dije que me pondría en contacto con Titleist para ver qué pasaba con este tipo de bolas. En ese momento sabía tácitamente que no había marcha atrás y que iba a ser descalificado”, siguió.

Hayes, de 43 años, se rehusó a culpar a su ‘caddie’ por este error. “No puedo culparlo porque ni yo mismo me di cuenta de la bola, no tenía marcas ni nada. Es mi responsabilidad el revisar lo que entra a mi talega. Siempre lo hago y por eso sé que no fue su culpa. La bola estaba allí y no la vi”, dijo.

El jugador aseguró que si ese hoyo 12 hubiera sido un par 4 o un par 5 se hubiera dado cuenta del error, ya que en esos hoyos suele alinear la marca de la bola para pegar con el ‘driver’. “No suelo hacer eso en un par 3, por eso pasó lo que pasó. Fue mi error. No hay otra consideración. Creo que cualquiera en el PGA Tour hubiera hecho lo mismo, se hubieran descalificado por este error”, complementó.

Hayes tiene dos victorias en el PGA Tour, la más reciente en el 2002. Llegó a esta segunda instancia del Q-School ya que terminó por fuera de los 150 primeros puestos en ganancias en el año, con un total de 312.152 dólares, con apenas siete cortes superados en 26 intervenciones. Su balance lo dejó en la casilla 176 en dinero, la más discreta de su carrera.

Sin embargo, con más de siete millones de dólares en ganancias en la última década, es muy pronto para lamentar la suerte de Hayes. Por su posición en la Lista de Ganancias y por no haber podido llegar a la gran final del Q-School, el jugador no tiene una exención completa para el 2009, aunque esto no significa que no pueda jugar varios torneos en el año. Su condición de múltiple campeón en el circuito hace que sus invitaciones por cuenta de patrocinadores no tengan límites.

Esto, sumado al hecho de haber dado una lección de ética deportiva, hace que su nombre esté en la mente de varios sponsors. No sería extraño que su teléfono sonara con más frecuencia en el 2009. A lo mejor, Hayes podría resultar jugando más torneos que si hubiera llegado a la gran final y no hubiera logrado el carné de beneficios completos. Por simple ley de compensación, debería ser así. “No es el fin del mundo. Así son las cosas y estoy de acuerdo con ello”, puntualizó.

Otros ejemplos recientes:

• En el British Open de 2005, David Toms no pudo establecer con claridad si su bola se movió luego de acercarse para dar un corto ‘putt’ para doble ‘bogey’ en el hoyo 17 en la primera ronda. Toms no incluyó la penalidad en su tarjeta y aunque nadie se lo preguntó, al siguiente día le dijo a los jueces que lo más probable era quye hubiera incurrido en penalidad y que debía ser descalificado.

• En el recordado Honda Classic de 2007, el ‘caddie’ del estadounidense Mark Wilson le dijo por error al colombiano Camilo Villegas qué palo debía pegar en el tiro de salida en el hoyo 5 en la segunda ronda. Pocos minutos después se dio cuenta de la falta, que viola la regla 8-1 y que le daba una penalidad de 2 golpes. Tres días después ganó el torneo, en desempate.

• En el Masters de Augusta de 2008, el aficionado Michael Thompson estaba frente a un ‘putt’ para ‘birdie’ en el hoyo 15, lo que lo pondría en +3 para el torneo y con seguridad por encima de la línea de corte, lo que le daría una clara opción de ser el mejor aficionado de la semana. Como Toms, Thompson pensó que su bola se había movido menos de una pulgada cuando él se disponía a dar el golpe. Luego, falló el ‘putt’ y se quedó por fuera de las dos rondas finales. fuente www.federacioncolombianadegolf.com